Antes de adentrarnos en el desarrollo de cada uno de los panteones que mencionamos en la anterior parte del monográfico, me gustaría que en esta segunda entrega viéramos sintéticamente qué es aquello de la trifuncionalidad indoeuropea señalada al principio del monográfico. Para ello, veamos quién fue el principal impulsor de esta idea. Aprovechamos para comentar que toda la bibliografía empleada para el desarrollo de este monográfico se indicará al final del mismo, con la última entrada que publiquemos.
El especialista en el pensamiento, la religiosidad y sociedad indoeuropea, George Dumézil, filólogo, historiador y antropólogo, fue quien estableció y desarrolló la idea de la trifuncionalidad. Estudioso del pensamiento y la religiosidad indoeuropeas, está considerado, en las ciencias sociales, como uno de los primeros representantes del método estructuralista comparativo. Este método, que se basa en un sistema minuciosamente construido de clasificaciones y análisis, le permitió destacar, en los pueblos indoeuropeos, tres funciones sociales invariables que veremos en breve.
Empírico, el trabajo de Dumézil, se apoya en una inmensa erudición. A partir de textos de lenguas escandinavas, celtas, griegas, romanas, caucásicas, iraníes e indias, Dumézil observó que todos los pueblos considerados indoeuropeos representaron el conjunto de sus funciones de vida en sociedad, a través de las tres categorías: las funciones soberanas y religiosas (lo espiritual), las funciones guerreras (la fuerza física) y económicas (la fecundidad). Es así como pone en evidencia que esta "ideología tripartita" estructura no sólo la organización socio-religiosa, sino también el universo imaginario de los indoeuropeos. Más exactamente, Dumézil intentó mostrar el carácter y la relación –sin negar las diferencias– de los elementos constitutivos de los indoeuropeos.
George Dumézil. |
- Primera función: divinidades relacionadas por una parte con la magia y por otra con la justicia: Mitra, Varuna, los héroes Yudhishthira, Odín y Týr , Júpiter (uno de los tres dioses de la tríada precapitolina de la mitología romana).
- Segunda función: divinidades relacionadas por una parte con la fuerza física, por otra con el mando, la victoria y la sabiduría. Indra, los héroes Arjuna y Bhima, Thor , Ares y Atena (la fuerza física y la sabiduría, respectivamente, en la mitología griega), Marte (uno de los tres dioses de la tríada precapitolina de la mitología romana).
- Tercera función: divinidades relacionadas con la paz, la belleza física, las cosechas, el ganado, la prosperidad y fertilidad, la riqueza y abundancia, el amor y la sensualidad. Los dos Ashuín, los héroes Nakula y Sajádeva, Freyr, Freyja y Njord, Quirino (uno de los tres dioses de la tríada precapitolina de la mitología romana).
Dicho esto a modo de pequeña introducción para poder entender lo que viene a continuación, el grueso del monográfico, pasemos con el primero de los tres panteones que vamos a ver en el artículo: el indoiranio.
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Tal y como vimos en la primera parte del monográfico, una de las ramas migratorias que partieron del supuesto urheimat indoeuropeo (recordemos, hipotéticamente situado en el norte-noreste del Mar Negro), se dirigió hacia el este en sucesivas olas migratorias, llegando grosso modo hasta el actual Iran, Afganistán (el Hindu Kush), Pakistán y el norte de la India. De esta manera conformaron un conjunto de pueblos que irían configurando una identidad propia y desarrollando unas características lingüísticas semejantes.
Efigie de un sacerdote hallado en Mohenjo-Daro (Cultura del Valle del Indo, 2600-1700 a.C.), Pakistán. |
Los principales dioses documentados a los que rendían culto los pueblos indoiranios antes de la reforma zoroástrica [1] son Mitra, Varuna, Indra y los gemelos Nasatya. El documento más antiguo en el que aparecen nombrados por escrito este conjunto de dioses, curiosamente, no se halla en la propia región indoirania sino en un contexto mitanio e hitita, concretamente en un acuerdo o pacto que se sella hacia el 1380 a.C. entre dos reyes: el rey de Mitanni, Mativaza, que firma un acuerdo de paz con el rey hitita, Subbiluliuma. Como testigos de este acuerdo son nombrados los dioses principales del panteón de Mitanni: Varuna, Mitra, Indra y los dioses gemelos Nasatya.
La tardía fecha del siglo XIV a. C., nos remonta a la Edad del Bronce dentro del marco geográfico del Próximo Oriente Asiático, en un momento en el que se está produciendo el movimiento de un importante contingente poblacional, las tribus indoiranias o, si se prefiere, indo-arias, que atraviesan la región desde Armenia hasta la zona del Indo y entran en contacto con las distintas poblaciones mesopotámicas y semitas. El hecho de que podamos encontrar estas divinidades de origen indoiranio en Mitanni, permite reforzar la idea de que este reino fue un punto de poblamiento indoeuropeo importante y logró un desarrollo estatal destacado cuando el resto de los pueblos indoeuropeos aún se movían por parámetros tribales y de jefaturas.
El origen del primero de los dioses, Mitra, se remonta a un momento anterior a esta fecha que hemos encontrado en Mitanni, en el contexto de las tribus indoiranias. Se trataría de la deificación del concepto abstracto de contrato, confiriéndole progresivamente una entidad espiritual y posteriormente una imagen antropomórfica. Dentro de las sociedades tribales con un marcado componente bélico, como es el caso de la indoiranias, ocupa un papel significativo el concepto de juramento y de fidelidad al mismo. En sánscrito [2] “Mihr” significa contrato o pacto y este concepto es el que viene a encarnar el dios Mitra. Es significativo también el lazo de unión que se percibe en este dios en relación con el poder real. La divinización del juramento, de la fidelidad debida a estos y de la posibilidad de atraer sobre sí un castigo cuando el juramento fuese incumplido encontraba un beneficiario directo en la figura del jefe. Éste hallaba un aliado divino a la hora de garantizarse la fidelidad de sus guerreros.
Ya hemos indicado líneas más arriba que el sentido etimológico original de la palabra Mitra es el de “contrato”, de donde se deriva la interpretación de este dios como la deificación de esta función. Si bien, los estudios filológicos han llegado a establecer la raíz de esta palabra *mei-, común entre las lenguas indoeuropeas, que hace referencia a la idea de “unión, juntar”, pero también al “intercambio”; de donde podría derivar la otra interpretación de la palabra en relación con la amistad.
Como hemos visto, desde el primer momento Mitra aparece acompañado por otros dioses del panteón indoiranio. De todos ellos, debemos destacar dos con los cuales llega a constituir un binomio. El culto a Mitra en la región de la India aparecerá asociado a la figura de Varuna, con quien ya lo habíamos visto en el texto de Mitanni; en el Irán, será la diosa Anahita la que forme pareja divina con nuestro dios. Estas dos divinidades constituyeron una pareja complementaria en la cual se encarnaban las contradicciones cotidianas de la naturaleza: una simboliza la claridad, el día, el sol, la humanidad y el orden (Mitra) la otra simboliza la oscuridad, la noche, la luna, lo misterioso y oculto, y el caos (Varuna). También, mientras que Mitra es un dios totalmente del lado de los hombres, Varuna gobierna sobre lo oculto, sobre seres y elementos extraños del universo. Es el rey del “pueblo de los Gandharva”, tal y como nos dice el Rig-Veda [3], genios que gozan de un mundo propio. Sin embargo, hay un elemento que unifica a ambos dioses, el fuego. No obstante, del lado mitriano, el fuego simboliza los favores que otorga al hombre y las sociedades humanas, y, del lado varuniano, la peligrosa fuerza que alberga y sus metamorfosis.
El dios Rama en primer plano y Varuna al fondo. |
En cuanto al origen etimológico de Varuna, parece ser que proviene de la palabra sánscrita val, que a su vez deriva de la raíz indoeuropea *wel-, la cual vendría a significar “cubrir, cercar”. Estos significados los podríamos poner en relación con esa característica afín a Varuna: lo oculto y misterioso, lo velado. También hay otra interpretación en la que su nombre parece derivar del indoeuropeo Worvenos, el mismo que el de Ouranós, Urano, el firmamento, de los griegos.
Aún con estas diferencias entre ambos dioses, Mitra y Varuna corresponderían con la primera función de la que nos habla Dumézil, la función de soberanía y poder.
Otro de los dioses del panteón indoiranio al que haré referencia es Indra, una de las divinidades principales, junto con Mitra y Varuna. En los textos védicos se le describe como el dios de la guerra por excelencia pero también como un dios del rayo, las tormentas y el cielo lo que le hace tener bastantes puntos en común con su equivalente germánico, Thor, como ya veremos. No obstante, esto no fue siempre así, pues parece ser que, en un principio, este dios no tenía soberanía sobre el cielo y las tormentas, dado que quien la tenía sobre estos dominios era su padre, el dios védico Diaus Pitar, el soberano del cielo (de hecho, este nombre deriva de un primitivo término que, hipotéticamente, se ha identificado con el supuesto dios principal protoindoeuropeo, *Di̯ēus [4]). En un momento dado y según lo que nos narran los textos védicos, Indra mató a su padre (lo cual nos recuerda al caso de Zeus y su padre Cronos) y asumió parte de sus características. Es decir, observamos como un dios correspondiente a la segunda función llega a hacerse con las características de un dios de la primera función.
Indra también mató al asura (demonio) Vritrá, que bloqueaba el curso de dos ríos al adoptar una forma de serpiente, algo que también coincide con la mítica enemistad entre Thor y la serpiente de Midgard. Como vemos, los paralelismos con otras religiones indoeuropeas son sorprendentes.
Otro de los dioses del panteón indoiranio al que haré referencia es Indra, una de las divinidades principales, junto con Mitra y Varuna. En los textos védicos se le describe como el dios de la guerra por excelencia pero también como un dios del rayo, las tormentas y el cielo lo que le hace tener bastantes puntos en común con su equivalente germánico, Thor, como ya veremos. No obstante, esto no fue siempre así, pues parece ser que, en un principio, este dios no tenía soberanía sobre el cielo y las tormentas, dado que quien la tenía sobre estos dominios era su padre, el dios védico Diaus Pitar, el soberano del cielo (de hecho, este nombre deriva de un primitivo término que, hipotéticamente, se ha identificado con el supuesto dios principal protoindoeuropeo, *Di̯ēus [4]). En un momento dado y según lo que nos narran los textos védicos, Indra mató a su padre (lo cual nos recuerda al caso de Zeus y su padre Cronos) y asumió parte de sus características. Es decir, observamos como un dios correspondiente a la segunda función llega a hacerse con las características de un dios de la primera función.
Indra también mató al asura (demonio) Vritrá, que bloqueaba el curso de dos ríos al adoptar una forma de serpiente, algo que también coincide con la mítica enemistad entre Thor y la serpiente de Midgard. Como vemos, los paralelismos con otras religiones indoeuropeas son sorprendentes.
Representación del dios Indra. |
Por último cabe destacar a otra pareja de dioses importantes dentro del panteón indoiranio que, como vemos, aparecen en el texto mitanio, los jinetes gemelos Nasatya, también llamados Ashwin, que corresponden a la tercera función dumeziliana. Son dioses védicos que simbolizan el brillo del amanecer y el atardecer, pero también son los dioses de la medicina y el bienestar. Muchos autores los han puesto en relación con otros gemelos que aparecen en algunas de las religiones indoeuropeas como, por ejemplo, Anfión y Zeto, Rómulo y Remo, o los dioscuros Cástor y Pólux. De esta manera, se ha supuesto un origen común para el mito de los gemelos.
Así pues y para concluir esta primera aproximación a los dioses indoiranios, podemos decir que los principales dioses de su panteón se adscriben claramente a las funciones dumezilianas, incluso, a veces, como hemos visto en el caso de Indra, introduciéndose con el tiempo en una función que en un principio no le correspondía. Este comportamiento lo veremos repetido en otros tantos casos del resto de panteones que abordaremos en la siguientes entregas.
Continuaremos en unos días con el siguiente panteón, el grecolatino. ¡Hasta pronto!
Carlos Alberca.
[1] El zoroastrismo es una religión fundada por Zoroastro (o Zaratustra), según algunos autores entre los años 700 y 600 antes de nuestra era y desarrollada a partir de sus enseñanzas en lo que ahora es Irán. Zoroastro rechazó el culto a los dioses previos indoeuropeos, a los que consideraba perversos, y restringía el culto a los morales Ahuras, como Ahura Mazda, Mitra y los Amesha Spentas.
[2] La forma más antigua conocida del indio es el sánscrito. Los primeros documentos arcaicos son los textos religiosos de los Vedas, que datan del 100 a.C., aunque históricamente son anteriores. De esta lengua primitiva deriva el sánscrito clásico, aún utilizado en la India como lengua religiosa en nuestros días, vehículo de una vastísima literatura. De ésta derivan los denominados prácritos (dialectos populares) que conforman las lenguas actuales de la India, tales como el hindi, el marathi, el bengalí, etc.
[3] El Rig-veda es un antiguo texto sagrado de la India, escrito en sánscrito. Se trata de una colección de himnos, escritos en antiguo sánscrito védico, dedicados a los dioses. Se considera el más antiguo de los cuatro libros conocidos como Vedas. Algunos pasajes geográficos y etnológicos el Rig-veda, son prueba de que el texto podría haber sido compuesto entre el 1400 y el 1100 a. C. (el periodo védico temprano) en la región de los Sapta Sindhu (‘siete ríos’), en el Panyab. Se considera por esto el más antiguo de los textos religiosos indios, y uno de los más antiguos en una lengua indoeuropea. Se cree que fue preservado durante siglos por tradición oral, y que no fue puesto por escrito hasta el principio de la Edad Media. Los manuscritos más antiguos que se conservan están escritos en letra del siglo XI de nuestra era.
[4] Al dios Dieus se le ha atribuido en su periodo de vigencia las relaciones con el cielo y la luminosidad, ya que la raíz indoeuropea *dyē-, *dįā, *dei- se encuentra relacionada con los significados de ‘luz’, ‘brillo’, ‘resplandor’, pero también con la bóveda celeste.
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