Las enormes piezas halladas en el Templo del faraón Amenhotep III -1387-1348 a. C.- célebre por los llamados colosos de Memnón, -las gigantescas estatuas sentadas de Amenofis III -nombres del monarca en antiguo griego al igual que Memnón-, que ya presidían la entrada al templo en la antigua ciudad de Tebas, ahora Luxor- se han completado con las dos nuevas piezas que representan al faraón, finalmente restauradas y erigidas junto a las otras dos estatuas de hace 3.400 años. “Hasta ahora el mundo entero conocía a los dos colosos de Memnón, pero ahora podrán admirar los cuatro colosos de Amenhotep III” explicó la arqueóloga germano-armenia, Houring Sourouzian, que lidera el proyecto de conservación del templo.
Las estatuas que forman parte del proyecto de la misión arqueológica egipcio-europea, de la que es miembro el arqueólogo español Miguel Ángel López Marcos, destinada a la recuperación del Templo de Amenhotep III -XVIII dinastía- no se habían conservado íntegras sino en diversos fragmentos, sometidos al deterioro de los siglos incluyendo un terremoto en el 27 a. C., además de la acción del agua e incluso del vandalismo en épocas posteriores. Como resultado, los expertos han tenido que lavar y restaurar las diferentes piezas y después volver a juntarlas como si se tratara de un puzle.
Representan al faraón sentado con los brazos sobre las rodillas. La cabeza se muestra con el nemes -un tipo de tocado de tela que usaban los faraones- con las trazas de una doble corona de la que solo se han hallado algunos vestigios. Y como atuendo, una falda real con pliegues.
La primera de las estatuas pesa unas 300 toneladas y mide 11,5 metros de altura, con un pedestal de 1,5 metros de alto por 3,6 de ancho. Originalmente habría medido hasta 13,5 metros según los expertos ya que falta una parte de la corona del faraón que no se ha podido recuperar.
El segundo de los colosos está ubicado cerca del lugar donde se alzaba la puerta norte del yacimiento que consta de tres patios, un peristilo, una sala hipóstila y un santuario. Son trece metros que muestran a Amenhotep III de pie, enfundado en la corona del Alto Egipto y un rollo de papiro en cada mano.