Durante casi un siglo los arqueólogos que han trabajado para resolver uno de los los misterios que envuelven el anillo de Stonehenge, el origen de las piedras, habrían estado buscando en el lugar incorrecto. Los enormes bloques que
se necesitaron para construir el conjunto del Neolítico, uno de los
mayores quebraderos de cabeza para los expertos, se habían situado hasta
ahora en las Colinas Preseli en Pembrokshire.
Sin embargo, el responsable de Geología del Museo Nacional de Gales, Richard Bevins,
ha llevado a cabo un estudio geoquímico comparativo de las piedras de
Stonenghe y de las que hay en el supuesto lugar de su origen, Carn Meini, en Preseli cuyo resultado evidencia que tienen perfiles distintos.
Bevins y su equipo han utilizado muestras del célebre anillo del Neolítico, uno de los monumentos más emblemáticos de la humanidad,
envuelto en todo tipo de cábalas y teorías y han concluido que en
realidad las piedras se corresponden con una cantera situada en las
mismas colinas Preseli, pero en Carn Goedog, a casi dos kilómetros de distancia.
Preseli, y concretamente Carn Meini, fue el lugar identificado en 1923 por el renombrado geólogo Herbert Henry Thomas que estableció que el tipo de piedra conocido como “Bluestone”
fue el utilizado por los habitantes prehistóricos de Gran Bretaña para
erigir Stonehenge. Desde entonces, numerosos equipos de arqueólogos y
geólogos han trabajado en lugar con el objetivo de averiguar más datos sobre el mítico conjunto.
Las revelaciones de Richard Bevins siguen sin responder el verdadero enigma de las piedras de Stonehenge,
la forma en la que fueron transportadas desde Preseli, ya fuera Carn
Meini o Carn Goedog, como apunta el nuevo estudio, ya que ambas se encuentran a una distancia de más de 300 km de Wiltshire, cerca de Salibury, en el corazón del Sur de Inglaterra, donde se erige desde hace unos 4.500 años Stonehenge.
Las teorías abarcan desde que fueron transportadas por la fuerza humana con terrible esfuerzo, hasta que algún glaciar, ya desaparecido desgajó las piedras transportándolas hasta lugares más cercanos.
No obstante, tanto Bevins como Rob Ixe de la Universidad de Londres, que ha participado en el estudio, creen que los nuevos datos podrían servir para arrojar luz al misterio
y puntualiza que casi todo lo que se sabía diez años atrás sobre las
Bluestones podría ser parcial o totalmente incorrecto. De esta forma,
habría que trabajar todavía en la auténtica fuente de las piedras y
continuar estudiándolas en busca de respuestas.
Ahora, el hecho de que su origen sea
distinto podría caer como un jarro de agua fría entre el resto de
investigadors que trabajan en Carn Meini, ya que las pesquisas durante
casi un siglo podrían haber sido en vano.