martes, 18 de marzo de 2014

Descubren un caso de cáncer de hace 3.000 años.


Arqueólogos de Gran Bretaña han encontrado los restos humanos de más antigüedad en los que se puede trazar la presencia de metástasis. Junto a los científicos que han estudiado los huesos creen que podrán brindar nuevas pistas sobre la enfermedad. Los investigadores de la Universidad de Durham y del Museo Británico descubrieron la evidencia de tumores que se desarrollaron y dispersaron por todo el cuerpo en un esqueleto de unos 3.000 años de antigüedad hallado en una tumba en la actual en Sudán el año pasado.

A través de radiografías y un escáner de electrones microscópico se han podido obtener imágenes precisas de las lesiones en los huesos que muestran cómo el cáncer y la metástasis invadió el cuerpo creando produciendo tumores en los hombros, brazos ,vértebras, pelvis.
Los datos sobre estos restos arqueológicos pueden arrojar luz para tratar de entender la evolución e historia de las enfermedades de ahora, tal y como explicó a los medios Michaela Binder, experta de la Universidad de Durham que dirigió la excavación y examinó los restos.

El hallazgo arqueológico prueba que el cáncer ya estaba presente en el área alrededor del Nilo en la Antigüedad, aunque la realidad es que las evidencias son extremadamente raras entre los restos arqueológicos, a diferencia de otras enfermedades, lo que ha sugerido en la actualidad la idea de que son los hábitos de la vida moderna los que han incrementado su proliferación. Ahora, el nuevo hallazgo proporcionará nuevas herramientas para trazar su evolución en el pasado.

El estudio de ADN extraído de esqueletos y momias de la antigüedad con evidencias de haber sufrido cáncer puede utilizarse para detectar mutaciones en genes específicos que se sabe que están asociados a determinados tipos de la enfermedad. Respecto a las causas que pudieron provocar el cáncer en los restos hallados en el yacimiento arqueológico del oeste de Amara, y que pertenecían a un hombre que murió en entre los 25 y 35 años, los expertos británicos sólo han podido especular con la presencia de elementos medioambientales cancerígenos, factores genéticos, o una enfermedad infecciosa como la esquistosomiasis provocada por parásitos.

Esta ultima hipótesis es la que se considera más factible ya que se sabe que hubo plagas que afectaron a los habitantes del Nilo y Nubia desde al menos el 1.500 a. C. y que ahora está reconocida como un causante directo del cáncer de próstata y pecho en hombres.



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