jueves, 21 de noviembre de 2013

Total War: Rome II. Cuando la Historia se convierte en videojuego.


La industria del videojuego goza actualmente de un momento de gran esplendor y, con ello, cada cierto tiempo, surgen juegos que verdaderamente sorprenden y resultan muy agradables de jugar. Ese es el caso de Total War: Rome II. Desarrollado por la empresa británica Creative Assembly, constituye el octavo juego dentro de la serie Total War. Su ambientación, siguiendo el ejemplo de su predecesor, Rome: Total War, se desarrolla plenamente en la Antigüedad, en concreto en el periodo republicano romano, durante el contexto de las Guerras Púnicas (siglo III a.C.) aunque el jugador, durante la campaña, puede prolongar su partida hasta prácticamente los inicios del imperio.


Para analizar, el que considero el mejor juego de toda la saga (pasando por alto algunos fallitos que encontramos, como es normal, y un rendimiento algo pobre en las semanas siguientes a cuando salió el juego pero que finalmente se ha ido solucionando mediante parches), vamos a ir desde lo general a lo particular, de esta manera tendremos una buena visión de lo que ofrece el presente juego en su conjunto. Comenzando con la ambientación de la que ya hablábamos, siendo ésta uno de los aspectos que más valoro, precisamente porque es un juego de estrategia situado en un periodo histórico real, podríamos decir que el trabajo es sencillamente impecable. Se aprecia que TWR2 ha tenido una profunda labor de documentación y asesoramiento histórico detrás. No sé a ciencia cierta de que fuentes o material han extraído toda la información para volcarla después en el juego pero me aventuraría a decir que han sido aconsejados por buenos historiadores. Tanto los marcos cronológicos en los que se desarrollan algunos elementos del juego, vease como ejemplo el apartado de "Batallas Históricas", como las ubicaciones de las distintas facciones que pueblan el mapa interactivo de la campaña, demuestran un óptimo trabajo de contextualización y adecuación histórica a todos los niveles. Podemos encontrar, repartidos por un mapamundi que comprende Europa, el norte de África, Oriente próximo y parte de Medio Oriente, numerosos pueblos y naciones, tal es el caso de cartagineses, romanos, iberos, arvernos, icenos, godos, marcomanos, tracios, cimbrios, partos, persas y un sin fin de pueblos más. Cada uno con sus costumbres, árbol tecnológico propio, edificios y unidades. Algo parecido a lo que ya ocurría con su predecesor pero ahora mejorado y diversificado.

Cascos de tipo apulo corintio y montefortino, respectivamente.
Por otra parte, si profundizamos más en su ambientación, observamos en cuanto al diseño de las armas y armaduras un trabajo de documentación verdaderamente elogiable. Cada detalle de la panoplia de cada nación está minuciosamente representado una vez observamos a sus efectivos en pleno combate, del cual hablaremos más abajo. Cascos, petos, ropajes, armas, escudos y demás elementos de batalla están soberbiamente representados en el juego, de una forma fiel y real, donde, seguramente, y por ello volviendo al tema del asesoramiento, un equipo asesor con un mínimo de conocimiento arqueológico ha hecho un excelente trabajo. Sirva de ejemplo el casco del triario (triarius) romano. Como podéis observar en estas imágenes comparativas, la primera es un casco real, usado por esta unidad, el denominado apulo corintio, una auténtica belleza por cierto, y la segunda corresponde a ese mismo casco en el detalle de este triario. Ocurre lo mismo con el casco montefortino en la siguiente comparativa. Estos son algunos ejemplos, hay muchos más y algunos son verdaderamente sorprendentes. En definitiva, lo que se observa  es que han respetado la indumentaria y la apariencia de cada nación, apreciándose incluso una diferenciación de panoplias  entre cada tipo de unidad (algunas de ellas correspondientes a etapas distintas dentro de la evolución de una nación en concreto, cosa que se agradece).
Mención especial merece la enciclopedia incorporada en el propio juego, accesible en casi cualquier momento. A parte de explicarte a través de varios apartados la mecánica del juego podemos encontrar cuantiosa información histórica de cada una de las facciones, englobando aspectos como su política, religiones y creencias, unidades, relaciones con otras naciones, etc. Un punto muy a favor de cara a quienes se quieran informar de una forma introductoria y sintética de algunos pueblos de la Antigüedad.

En segundo lugar y adentrándonos en lo que ofrece el juego en sí, es decir, su experiencia jugable, podemos decir que cumple sobradamente sus objetivos. Para los que ya hemos jugado con anterioridad a otros títulos Total War pocas cosas nos sorprenden ya en esta serie, si exceptuamos claro está las mejoras gráficas y algún que otro detalle en su jugabilidad, lo cual no significa que no siga manteniendo el nivel, algo marca de la casa. TWR2 consta de varias opciones jugables que se presentan en el menú principal: por una parte el menu "Campañas", que engloba a su vez los subapartados "Prólogo" (un tutorial para enseñarte a jugar), "Nueva Campaña" (la campaña principal del juego, donde se selecciona la nación que vas a jugar, ya sea Roma, Cartago, los arvernos, los icenos, imperios orientales: Partia y el Ponto, los suevos y los reinos sucesores de Alejandro Magno. Estas son las facciones por defecto, he excluido las descargables), "Cargar Campaña" (retomas una campaña previamente iniciada) y "Campaña Multijugador" (semejante a la de un solo jugador pero con la opción de jugar con un amigo como aliado o como oponente). Por otro lado, tenemos el apartado "Batallas" y, como subapartados, "Batallas Históricas" (donde se recrean algunas batallas reales, jugables, como la de Teutoburgo o el asedio y toma de Cartago), "Batalla personalizada" (como el nombre indica, personalizas la batalla, facción propia y enemiga, número de efectivos, terreno donde se desarrollará el enfrentamiento, etc.), "Batalla Multijugador" (exactamente igual que la anterior pero incluyendo a jugadores reales como oponentes o aliados), "Batalla Rápida" (donde el sistema organiza un enfrentamiento aleatorio), "Marcadores" (puntuaciones de otros jugadores) y "Repeticiones" (grabaciones en vídeo que hayas hecho durante los combates). Finalmente encontramos "Opciones del juego" (gráficos, sonido, jugabilidad, etc.) y "Enciclopedia", la cual ya hemos mencionado antes. Al margen queda un pequeño chat que aún no he utilizado.

Menú principal del juego.
Aunque el TWR2, como hemos visto, posee una considerable variedad de modos de juego, su punto fuerte es, sin duda, la campaña principal. Como comenté en el párrafo anterior, al elegir una nueva campaña se nos ofrecerá la opción de seleccionar una de las facciones jugables que nos permite el juego. Incluso, en algunas de estas facciones, como Roma o Cartago, se te dará la opción de elegir una familia o pueblo (la gens Julia, la gens Junia y la gens Cornelia, en el caso de Roma y, en el caso de Cartago, la dinastía de los Magónidas, la de los Bárcidas y la de los Hannónidas. Estos son dos ejemplos, ocurre algo parecido con otras facciones). Cada facción tiene unas ventajas y unos inconvenientes, ya sea en política, economía o comercio, ambos factores de una forma o de otra relacionados con las características históricas de la nación elegida lo cual ayuda a personalizar más si cabe la jugabilidad de cada pueblo. Una vez elegida facción y familia, en los casos antes mencionados, se nos abrirá un mapamundi de unas enormes dimensiones. Como ejemplo para esta explicacion voy a elegir Roma como facción jugable. Con los romanos, independientemente de la familia escogida, comenzaremos en el Lacio y algunos territorios de alrededor, en el año 276 a.C., fecha semejante en todas las facciones que elijamos. Tendremos una serie de objetivos para completar la partida, tres en concreto: político, económico y cultural. En cada uno tendremos que completar una serie de tareas para conseguirlos, ya sea poseer una serie de asentamientos, lograr someter a tal o cual pueblo o desarrollar una determinada tecnología, todo relacionado con el tipo de objetivo, evidentemente.
El sistema de progresión en este mapamundi es sencillo pero a la vez complejo en su desarrollo. Comenzamos con una serie de emplazamientos, en el ejemplo propuesto con Roma como ciudad principal, como no podría ser de otra manera. En cada emplazamiento se nos ofrece una pequeña interfaz cuando lo seleccionamos, en la que podremos desarrollar edificios, campos de cultivo, puertos, monumentos, cuarteles para el ejército, etc. Cada elemento que desarrollemos nos ofrecerá unas ganancias, ya sea en forma de alimentos para mantener a nuestros ejércitos y a la población de nuestras ciudades (lo cual se traduce en este último caso en una mayor felicidad de la gente y, por ende, en orden público, algo muy importante en el mantenimiento de los emplazamientos) o en ganancias monetarias, las cuales se irán acumulando a medida que vayamos pasando de turno en el juego. Cada turno es un año, por lo que en el momento que pasemos el nuestro (para que así las facciones controladas por la IA del juego hagan su trabajo), todas las ganancias brindadas por esos edificios económicos y los impuestos que establezcamos harán que se nos acumule el dinero para el turno próximo. De esta manera lo podremos gastar para contruir nuevos edificios o reclutar efectivos para nuestras tropas. Sin embargo, no todo el monte es orégano, pues a medida que vayamos construyendo edificios en nuestras ciudades el índice de descontento también irá en descenso. Esto es debido a un elemento muy presente en este sentido: la miseria. Este factor irá restando puntuación de felicidad a las poblaciones de nuestros emplazamientos y ciudades, por lo que hay que saber mantener los edificios que realmente son necesarios para el crecimiento y la sostenibilidad de nuestro imperio, así como desarrollar aquellos que aumenten el orden público, como son circos, anfiteatros y teatros, templos o sencillamente instalaciones que contrarresten la miseria (vease el alcantarillado).
Otro apartado interesante es el árbol de tecnologías, al cual se accede en la propia interfaz del mapa. Dicho árbol es un elemento muy importante dentro de la campaña pues nos ayuda a desarrollar nuevas tecnologías que facilitan la progresión de nuestra fracción. Encontramos tecnologías de dos tipos: militares y civiles. La primera, como su nombre indíca, se centra en desarrollos bélicos, los cuales permiten por ejemplo el desarrollo de nuevos tipos de unidades, la mejora de las existentes, el reforzamiento de la estructura de nuestros barcos, un menor gasto económico de mantenimiento de nuestras tropas, etc. Por su parte, el árbol civil se centra en desarrollar tecnologías relacionadas con el ámbito económico, como puede ser una mayor productividad de nuestros campos de cultivo o nuestros rebaños, mejoras comerciales como la implantación de mayores tasas arancelarias, políticas de crecimiento de la población, etc. Cuando seleccionemos una tecnología a desarrollar esta tardará una serie de turnos hasta que sea implantada, a mayor complejidad más turnos se requerirán para llevarla a cabo.

 Mapamundi de la campaña. Detalle del sur de Italia. 

Por otra parte, en el mapamundi se reflejarán tanto los territorios en nuestra posesión como los del enemigo y aliados, de manera que tengamos una visión global del statu quo de la campaña en todo momento. A esto también ayudará la interfaz, otorgando diferentes cuadros y menus que facilitarán la visión de las relaciones diplomáticas entre las diferentes facciones. En este sentido también caben destacar los acuerdos comerciales, un elemento a mi juicio esencial para, por una parte, adquirir recursos e incrementar las arcas de tu facción, y, por otra, establecer una red comercial y diplomática con otros pueblos (de hecho, cuanto más tiempo mantengas una red comercial con una determinada facción mejores relaciones diplomáticas tendrás con ella).

Sin embargo, donde TWR2 despliega todo su potencial es, sin ninguna clase de duda, en las batallas. Mientras estemos en el mapamundi, manejaremos a nuestros ejércitos mediante la figura de un general con un estandarte, tal y como se observa en la imagen superior (también podremos usar espías, diplomáticos o adalides de la misma manera, evidentemente como figuras solitarias, sin contener ejército alguno y con sus propias habilidades). Con el ejército nos desplazaremos por el mapa y nos enfrentaremos a los ejércitos enemigos que consideremos oportunos. Es entonces cuando se iniciará una batalla en tiempo real.

Como se puede observar los paisajes en los que se desarrollan las batallas son realmente extensos

Dependiendo del lugar donde nos enfrentemos al enemigo, ya sea en una llanura, en un bosque o asediando su ciudad, así se reflejará en la batalla en tiempo real, y es aquí donde el juego saca todo su potencial gráfico, mostrando un espectáculo poligonal digno de admiración: paisajes verdaderamente detallados que se pierden en el horizonte, efectos climáticos, iluminaciones, sombras y un largo etcétera componen un escenario de batalla ultrarrealista que dejará con la boca abierta a más de uno. También los edificios están muy conseguidos, con un buen nivel de detalle y, como no, reflejando un gran trabajo de documentación arquitectónica y artística por parte del equipo de desarrollo; de esta manera, si alejamos la cámara y sobrevolamos los conjuntos de edificaciones observaremos, por ejemplo, las típicas casas romanas, con sus atria, sus impluvia y sus diferentes dependencias. Igualmente ocurre con las estructuras de las demás facciones: si el enfrentamiento se produce en un poblado galo podremos comprobar que se desarrollará en torno a un oppidum, por ejemplo, en función del desarrollo del emplazamiento. También presenciaremos asedios, tanto en posición defensiva, cuando tengamos que proteger nuestra ciudad del ataque del ejército enemigo, como en ofensiva, cuando nos toque a nosotros penetrar en una ciudad. Realmente la espectacularidad en este tipo de batallas es increible, sobre todo cuando entran en juego catapultas, escorpiones romanos y demás armas de asedio. Pero no todo se sitúa en terreno firme, también los combates se pueden desarrollar en el mar, con combates navales muy logrados y entretenidos, donde debes hacer un buen uso de tu habilidad.

Un contingente de pretorianos "repartiendo pan".

Por último podemos decir que los momentos en que los contingentes de tropas se sumergen en el combate podremos acercar la cámara con diferentes opciones de observación, otorgándonos una visión en primera línea de batalla, apreciándose de esta manera los diferentes movimientos y ataques de nuestras tropas, todo ello acompañado de una banda sonora magnífica. Y es en el combate donde mejor constatamos esas panoplias de los diferentes ejércitos, la minuciosidad con las que han sido diseñadas y el grado de realismo de las que hacen gala, tal y como comentamos al comienzo de este análisis. Pocos juegos pueden presumir de tener este grado de respeto hacia la indumentaria militar real e histórica como lo hace TWR2, os lo aseguro. Gladii romanos, espadas de antenas atrofiadas típicamente celtas (cultura de La Tène), yelmos corintios, escudos de tipo pelta, torques, pila, todos aparecen en el juego, y no adjudicados aleatoriamente a tal o cual unidad, no, cada objeto lo porta la unidad correspondiente del periodo histórico y de la nación correspondiente. Todo está en su sitio. Es realmente admirable.

Finalmente, y como conclusión a este análisis, decir que pocas veces se hacen juegos que respeten y recreen la Historia de esta manera. Para todo amante de nuestro pasado, sobre todo del periodo antiguo, que posea un ordenador de gama media-alta, este es su juego. No debería dejar pasar esta oportunidad pues realmente merece la pena la inversión. Obtendrá a cambio partidas largas y complejas, donde el papel de la diplomacia y la estrategia política y económica serán elementos en los que el jugador tendrá que reflejar toda su habilidad, al igual que en el combate, si quiere llegar a ser un auténtico emperador de la Antigüedad...

Por último os dejo con un vídeo no muy largo, un enfrentamiento entre cartagineses y romanos. Hasta dentro de unos días ;)




                                   

2 comentarios:

  1. Pocas veces 30 o 40 euros se invirtieron mejor. Poco más que añadir a tu extenso repaso al juego, salvo confirmar que, en efecto, es el mejor Total War de todos (con tan buenos precedentes como el Empire o el Medieval), un prodigio de amor por el detalle y el buen gusto a la hora de la ambientación así como del rigor histórico, detallista y exacto hasta el paroxismo. El juego es muy intuitivo, no es demasiado complicado de manejar y te sumerge, personajes y música mediante, en la Historia. Y es un juego con tantas posibilidades, con tantas facciones, con tantos territorios y tanto que conquistar, que puede durar años y años.

    Mi experiencia personal, de momento, está siendo sublime: con Esparta (facción que hay que descargar con el paquete griego tras comprar el juego) he conquistado toda Grecia, Creta incluida, y domino ciudades como Pella y Atenas. Y mientras mantengo a raya la economía y la corrupción, me defiendo de los ataques de tribus celtas y germánicas (getas, breucos, confederaciones celtas) que me atosigan desde el norte.

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  2. Por mi parte ya estoy empezando a tener problemas de abastecimiento a causa de la extensión del territorio, tendré que hacer algunos recortes ejem.... XD
    En fin, quizá más adelante, haga un monográfico de alguna facción del juego. Sería interesante conocer el trasfondo histórico de los cimbrios, por poner un ejemplo ;)

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