lunes, 25 de noviembre de 2013

Descubren una bodega de vino de 3.700 años de antigüedad.


     Durante la excavación de las ruinas del palacio cananita de Tel Kabri, al norte de Israel, una ciudad del 1.700 a. C., aproximadamente, apareció una vasija de un metro de alto. Nada particular en un yacimiento de este tipo, ya que por sí sola no representaba un elemento remarcable. No obstante, el equipo de arqueólogos de las universidades de Haifa, Israel, y George Washington, EE.UU, siguieron excavando hasta que comenzaron, de repente, a aparecer más y más vasijas. Primero cinco, luego diez, quince, y así hasta cuarenta, todas ellas dispuestas en un mismo espacio, una dependencia de unos 34 metros cuadrados. No era una vasija aislada, o un conjunto de ellas abandonadas, era, sencillamente, lo que hoy entendemos por una bodega, un lugar especialmente diseñado para conservar grandes cantidades de de vino, un descubrimiento ya sí de importancia, puesto que no se conocía la práctica de la bodega en esta época, hace casi 4.000 años. 



     Las cuarenta vasijas, cada una de las cuales podía albergar 5 litros, suman un total de 2.000 litros, el equivalente ahora a una cava de unas 3.000 botellas de vino, lo que la convierte en una de las más grandes conocidas de la antigüedad. Los responsables de la excavación, Assaf Yasur de la Universidad de Haifa y Eric H. Cline de la Universidad George Washington remarcan que es la prinera vez que se halla una despensa de este tipo en la Edad del Bronce Medio, en un palacio de Canaán. El lugar está además situado cerca de la estancia donde tenían lugar los banquetes, explican los arqueólogos, que además añaden que ambas dependencias “debieron ser destruidas por una causa repentina, de forma violenta, posiblemente un terremoto que las cubrio de una gruesa capa de escombros formada por ladrillos de barro y yeso”.
  
    Al principio, los arqueólogos no estaban seguros de cuál era el contenido de las vasijas, para determinar su función el Dr. Koh analizó los restos orgánicos de los fragmentos de las vasijas, en los que encontró las trazas de los ácidos tártrico y siríngico, componentes los dos del vino, así como otros intgredientes populares en la fabricación del vino antiguo como eran la miel, la menta, la canela, las bayas de enebro y las resinas. Los recipientes son similares, además, a los empleados para el vino medicinal en el Antiguo Egipto. Dadas sus características y su colocación, no se trataba de una bodega improvisada, sino de una producción cuidadosa, con medidas muy precisas para su elaboración. Ahora, los expertos quieren continuar analizando la composición de los restos orgánicos con el objetivo de extraer suficiente información como para recrear el vino consumido hace 4.000 años.

(Fuente: La aventura de la Historia , Autor: Julio Martín Alarcón)

4 comentarios:

  1. Según iba leyendo me preguntaba y cómo saben que era vino? Me queda claro... cuánta buena información dan las bayas :D

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si, algunas veces suelen quedar en vasijas, ánforas o cualquier otro recipiente restos del contenido que portaron por última vez, sobre todo cuando fue en un contexto de destrucción o catástrofe.

      Eliminar
  2. Pues esto debería ser todo un antepasado de los riojas de hoy en día. Curioso que ya hace 4.000 años, casi nada, se comerciara y se considerara el vino como artículo importante y de lujo. Supongo que, junto con la envidia y las guerras, es el invento humano más longevo de la Historia.

    ResponderEliminar