sábado, 2 de mayo de 2015

La aventura polinesia (parte I): las grandes migraciones del Océano Pacífico.


En este nuevo artículo de Antiquus, el primero de varios, nos centraremos en explicar una región del mundo y una etapa de la historia muy poco conocidas por estas latitudes: la Polinesia, un conjunto de islas que salpican la vastedad del Océano Pacífico. No pocas fueron las expediciones que desde el siglo XVI atravesaron sus aguas para explorar los secretos que guardaba. Muchas de las islas ya estaban habitadas por diversos pueblos cuando los primeros aventureros del viejo continente pusieron pie allí.
Es poca la información que se tiene sobre el origen de los nativos de la Polinesia puesto que muchas de las historias sobre su origen, relatos que constituyen elementos muy importantes en su cultura, están cubiertas por un barniz de leyenda. Es por ello que la mejor manera de acercarse al punto de partida de los polinesios es, sin duda, la arqueología.
Como decíamos, esta será la primera de varias entregas; comenzaremos con una descripción general de la historia polinesia en el presente artículo y, en las subsiguientes entregas, abordaremos regiones más concretas, como Nueva Zelanda o Hawái. Así pues, comencemos con este interesante monográfico. Esperamos que os guste.


Un crisol de islas


Las islas del Pacífico
(Ampliar mapa AQUÍ)

Tal y como hemos comentado, la palabra Polinesia ("muchas islas") se refiere a las islas del Océano Pacífico, en concreto, las comprendidas dentro de lo que se denomina el "triángulo polinesio", cuyos límites están definidos por Hawái al norte, Nueva Zelanda en el sudoeste y la Isla de Pascua en el sudeste. Dentro de esta área se distinguen dos subdividiones: Polinesia occidental y Polinesia oriental. La primera incluye los archipiélagos de Tonga, Samoa, Fiji y algunas islas más pequeñas. La segunda incluye Nueva Zelanda, Hawái, las islas Sociedad, Las Cook, las Australes, las Marquesas, las Tuamotu, las Gambier, las Pitcairn y la Isla de Pascua.
Las islas polinesias son muy diversas desde el punto de vista geológico. Incluyen grandes islas continentales templadas, islas volcánicas templadas y tropicales de diversos tamaños y alturas, así como atolones de coral. También varían de forma más que considerable en términos de tierra cultivable y recursos marinos. Las materias primas más importantes, como el basalto para las azuelas y la madreperla para los anzuelos, también están distribuidas de forma desigual, lo que ha propiciado una gran disparidad en el desarrollo de las culturas polinesias, célebres en todo el mundo por su aislamiento, hecho éste que ha provocado una evolución social independiente en la interacción del hombre con su entorno.

Aunque están muy separados entre sí, los polinesios comparten numerosas similitudes genéticas, lingüísticas y culturales. El capitán James Cook (1728-1779), que descubrió al mundo occidental muchas de las islas de la Polinesia, anotó las numerosas similitudes en sus diarios y dejó constancia de su sorpresa al comprobar que los polinesios habían sido capaces de llegar a tantas islas en un océano tan inmenso.


Las migraciones polinesias


Las principales migraciones polinesias a lo largo de la historia

Polinesia fue la última región del planeta en ser colonizada por el hombre y es probable que los polinesios hayan sido los mejores navegantes que nunca hayan existido. Se desplazaban con sus canoas de doble casco cubriendo grandes distancias guiándose por el Sol, las estrellas, las corrientes, las aves y los vientos. En torno al 1.500 a. C., grupos de navegantes austronesios (1) empezaron a expandirse por toda Melanesia hacia el este, llevando consigo su lengua, una característica tradición cerámica decorada con sellos dentados y motivos estampados, algunos cultivos del Sudeste asiático (el taro, el plátano, la fruta del árbol del pan, el ñame y la caña de azúcar), así como aves y otros animales domesticados, como el cerdo, el perro y el pollo.

Tras llegar hasta la costa norte de Nueva Guinea, siguieron hacia el sudeste a través de Melanesia hasta las islas de Vanuatu y Nueva Caledonia. Cruzaron hasta lo que en la actualidad se conoce como Polinesia occidental hacia el 1.000 a. C. Fueron capaces de viajar a lugares mucho más alejados que cualquier otra población del Pacífico, probablemente gracias a sus canoas, fabricadas con una tecnología más avanzada; ahora bien, la verdadera razón de sus viajes nunca la conoceremos con certeza.


La misteriosa Polinesia Oriental


Sin embargo, a partir de aquí las evidencias arqueológicas resultan polémicas, ya que las dataciones por radiocarbono más fiables sitúan los asentamientos más antiguos en la Polinesia oriental a finales del primer milenio antes de Cristo y la mayoría pertenecen hacia el 1200-1300 d. C. En este punto, sin embargo, la cultura material es bastante distinta de la de los yacimientos contemporáneos de la Polinesia occidental, lo que indica que hay una laguna de varios siglos en la documentación arqueológica. Mientras que la alfarería fue lentamente en declive en la Polinesia occidental, parece que desapareció de repente en la Polinesia oriental: no se ha encontrado ningún yacimiento donde se fabricase cerámica, tan sólo un puñado de fragmentos que lo más probable es que perteneciese a objetos importados.
En torno al 1000 de nuestra era, los polinesios habían colonizado casi todas las islas de la Polinesia oriental. La presencia de la batata sudamericana por toda la Polinesia oriental en época prehistórica se suele interpretar como una prueba de que en algún momento los polinesios llegaron hasta el continente americano y regresaron con dicho tubérculo. Por ahora no se puede identificar la primera isla colonizada. Las dataciones por radiocarbono de todos los yacimientos más antiguos son casi idénticas. Estos yacimientos se caracterizan por un conjunto bien definido de útiles, entre los que destacan anzuelos de piedra, que difieren de los que existían en la Polinesia occidental; una gran variedad de anzuelos y puntas de arpón de madreperla de una sola pieza, así como ornamentos realizados con dientes de ballena, hueso y madreperla. Los yacimientos de esta fase de colonización también se caracterizan por la relativa abundancia de huesos de aves terrestres y marinas, así como restos de pescado, con menos especies animales domesticadas. Los arqueólogos creen que los primeros colonos pudieron explotar las fuentes de proteínas disponibles mientras se consolidaban de forma progresiva las actividades agrícolas. Cuando los recursos locales de proteínas empezaron a disminuir después del transcurso de varias generaciones, se aumentaron con el propósito de compensar las poblaciones de animales domésticos.


El Período Arcaico


Restos de una marae, un lugar de reunión para ceremonias religiosas o decisiones políticas 

El periodo que comprende desde alrededor del año 1000 hasta el 1400 de nuestra era se conoce generalmente como Período Arcaico, durante el cual se fabricaron y se utilizaron artefactos similares por toda la Polinesia oriental. En la actualidad, esta homogeneidad se atribuye al intercambio fruto de las travesías de larga distancia, en las que los colonos intentaban transportar todos los productos posibles de su lugar de origen y de toda la Polinesia. Los arqueólogos han observado un claro descenso en la aparición de bienes exóticos hacia el 1450, y creen que la interacción fue decayendo de forma paulatina a medida que las diferentes poblaciones se volvieron más autosuficientes.

En los siglos que siguieron y hasta la llegada de los europeos a finales del siglo XVIII, las islas de la Polinesia fueron creando diferencias, de modo que la lengua y la cultura material evolucionaron de modo diferente en los distintos archipiélagos. Floreció la arquitectura monumental como, por ejemplo, las grandes plataformas de piedra, llamadas marae, para las ceremonias religiosas. También se intensificaron las guerras, a veces con la consiguiente construcción de fortificaciones y, sobre todo, la situación sociopolítica cambió radicalmente. Algunas de las islas con más recursos, como Hawái y Tahití, se convirtieron en complejas jefaturas. Otros, como los empobrecidos atolones de Tuamotu y otras zonas marginales, no "evolucionaron" y no se convirtieron en entidades complejas.

Nos vemos el próximo mes con la siguiente entrega: La aventura polinesia (parte II): la expansión hacia Oceanía.


Carlos Alberca



Bibliografía

  • CREMIN, Aedeen. Arqueología: Los yacimientos arqueológicos y los tesoros culturales más importantes del mundo, BLUME, Barcelona, 2013.

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1) Los pueblos austronesios son un grupo de población presente en Oceanía y el Sureste Asiático que hablan, o cuyos antepasados hablaban, alguna de las lenguas austronesias, son originarios de la isla de Taiwán e incluyen a los malayo-polinesios que se expandieron por toda Oceanía, excepto Australia, además de Madagascar.

2 comentarios:

  1. Muy interesante primera parte, básicamente porque yo tenía poca idea de la cultura e historia de Polinesia más allá del evocador recuerdo de sus paradisíacos paisajes. Especialmente útil para ubicar y organizar todos los archipiélagos e islas que pueblan el Pacífico, y de los cuales siempre me he sentido bastante perdido.

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  2. Me encantó el post. Hace algunos meses vi un documental fantástico sobre la navegación estelar de los polinesios. Lo que no recuerdo es el nombre que los polinesios le daban a su mítico imperio del "triángulo polinesio", no sé si conoces ese nombre.
    Lo he buscado en internet y no lo he sabido encontrar, o lo habré visto escrito y no me sonó en ese momento. Muchas gracias

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